EL FÚTBOL ESTÁ DE LUTO: MURIÓ MIGUEL ÁNGEL RUSSO

El entrenador de 69 años falleció tras semanas críticas bajo internación domiciliaria. Su fortaleza, su silencio y su legado humano conmueven al fútbol argentino.

El fútbol argentino está de luto. Miguel Ángel Russo, uno de los entrenadores más respetados y queridos del país, falleció a los 69 años tras una larga batalla contra el cáncer de próstata, enfermedad que lo acompañó silenciosamente desde 2017. Su muerte se produjo luego de varias semanas críticas, bajo internación domiciliaria y con pronóstico reservado.

La noticia sacudió a Boca Juniors y a todo el continente: se apagó un estratega brillante, un líder sereno y un hombre que marcó generaciones con su ejemplo dentro y fuera de la cancha.

En las horas previas a su fallecimiento, el clima en Boca era de profunda preocupación. El club había emitido un parte médico informando que Russo permanecía “en internación domiciliaria con pronóstico reservado”, mientras recibía atención constante del cuerpo médico.

La Asociación del Fútbol Argentino (AFA) publicó un mensaje de aliento: “¡Fuerza, Miguel!”, mientras su presidente, Claudio Tapia, replicó el comunicado oficial con unas palabras que se volvieron virales: “Mucha fuerza en este difícil momento, Miguel querido. Todo el fútbol argentino está con vos”. Desde la Conmebol también se sumaron al reconocimiento: “El fútbol sudamericano está contigo, profe Miguel Russo. ¡Mucha fuerza y pronta recuperación para un campeón de América!”.

Durante los últimos meses, su salud había entrado en un ciclo de altibajos. En septiembre fue internado en el Instituto Fleni por una infección urinaria, y días después volvió a sufrir un cuadro de deshidratación que lo obligó a alejarse de las prácticas. Desde entonces, Boca mantuvo un hermetismo absoluto, mientras Claudio Úbeda y Juvenal Rodríguez se hicieron cargo del plantel profesional.

Russo no dirigió en la derrota ante Defensa y Justicia ni en la goleada 5-0 frente a Newell’s, aunque siguió cada detalle desde su casa.

“Le dedicamos el triunfo a Miguel, es la cabeza de nuestro grupo”, expresó Leandro Paredes al finalizar aquel encuentro.

“Queremos dedicarle la victoria a Miguel, que seguro nos estaba mirando por TV”, agregó Úbeda, reflejando el sentimiento colectivo que reinaba en el vestuario.

Con su partida, el fútbol argentino despide a un técnico histórico, campeón con Boca en 2007 de la Copa Libertadores, y reconocido por su humildad, profesionalismo y templanza. Su legado trasciende los títulos: deja una huella imborrable de respeto, trabajo y valores.

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