Emmanuel Vilte, un argentino de 39 años, oriundo de Comodoro Rivadavia, falleció tras ser atacado por un dron ruso mientras combatía en el frente de batalla en Pokrovsk, al este de Ucrania.
Vilte, apodado “Coca”, formaba parte del ejército ucraniano desde 2022 y había dedicado sus últimos años a la operación de drones kamikazes y de reconocimiento FPV. Su historia, marcada por la vocación y la búsqueda de un propósito, conmueve por su decisión de sumarse voluntariamente a un conflicto ajeno, pero que él sentía justo.
UNA VIDA DE SERVICIO Y CONVICCIÓN
Egresado de la escuela Juan XXIII y del Colegio Magisterio de su ciudad natal, Emmanuel intentó ingresar a la policía en 2004, pero al no cumplir con todos los requisitos, optó por alistarse como soldado voluntario del Ejército Argentino, donde permaneció cuatro años en la Compañía de Comunicaciones 9. Allí se formó en táctica militar, armamento y estrategia, pero finalmente pidió la baja por razones personales.
A lo largo de su vida, trabajó como guardia de seguridad y repositor en supermercados, aunque nunca abandonó su inquietud por ayudar y superarse. En 2022, al enterarse de la convocatoria de combatientes extranjeros en Ucrania, no dudó. Buscó durante meses un contacto hasta que logró viajar, gracias a la gestión de un ciudadano ucraniano que conoció en El Calafate.
EN PRIMERA LÍNEA: TESTIMONIO DESDE EL FRENTE
En una entrevista brindada en diciembre de 2022 con el periodista Nelson Castro, desde el este ucraniano, Vilte relató con crudeza lo que era vivir en guerra:
“El miedo no se puede controlar. No sabés si te va a caer una bomba en cualquier momento. Acá mueren civiles. Si fuera una guerra entre soldados sería distinto”.
Esa convicción lo mantuvo firme en el frente hasta el final. Durante su estadía, se casó con una mujer ucraniana y fue padre de una hija. Su última labor era entrenar a nuevos soldados en el manejo de drones, hasta que un ataque lo sorprendió y terminó con su vida.
EL DOLOR DE SU FAMILIA
Su madre, Sandra, expresó el inmenso dolor por la pérdida, pero también el orgullo:
“Tenía un espíritu de lucha, de superación. No fue por dinero. Fue porque sentía que podía ayudar”.
Contó además que hablaban todos los fines de semana, y que en su última comunicación, Emmanuel le comentó que estaba en una zona peligrosa pero tranquilo.
“El viernes anterior a su muerte hablamos. Me dijo que estaba bien…”.
Con info de Crónica












