En el corazón del Vaticano, donde reside el papa León XIV, se encuentra una vasta colección de artefactos sagrados indígenas recolectados hace más de un siglo, muchos de los cuales están siendo reclamados por sus comunidades de origen.
Entre los objetos se destacan un kayak de piel de foca del pueblo inuvialuit, un par de guantes cree bordados, un cinturón wampum de 200 años, un porta bebés gwich’in y un collar hecho con dientes de beluga. Estas piezas forman parte de una colección que algunos críticos describen como símbolo de una época de despojo cultural, en la que misioneros católicos recolectaban «trofeos» durante sus incursiones en territorios indígenas.
En 2022, durante una visita al Vaticano, líderes indígenas canadienses —entre ellos representantes de las Primeras Naciones, los inuit y los métis— pudieron observar parte de esta colección y manifestaron su profunda conmoción al ver objetos tan significativos almacenados a miles de kilómetros de sus comunidades.
La situación generó un compromiso por parte del entonces papa Francisco, quien durante su «peregrinación penitencial» a Canadá, pidió disculpas por los abusos cometidos en las escuelas residenciales administradas por la Iglesia y prometió repatriar los artefactos.
Sin embargo, años después de esa promesa, los objetos continúan en museos y depósitos vaticanos, y el actual pontífice, León XIV, aún no se ha pronunciado al respecto. Los Museos Vaticanos tampoco han respondido consultas recientes sobre la posibilidad de devolución.
“Cuando se tomaron cosas que no eran de nadie, es hora de devolverlas”, expresó Cindy Woodhouse Nepinak, jefa nacional de la Asamblea de las Primeras Naciones, intensificando el reclamo de las comunidades originarias.
El pedido de repatriación sigue en pie, y muchas voces indígenas esperan que el nuevo papa retome el compromiso de su predecesor y devuelva los objetos a sus legítimos herederos culturales.












