Un macabro hallazgo sacudió a la ciudad de La Plata luego de que un hombre de 72 años descubriera que su hermana, a quien no veía hacía casi una década, había muerto cuatro años atrás… y su cuerpo seguía en la casa.
El lunes pasado, Héctor Durand, un jubilado de la localidad de Martínez, decidió retomar el contacto con su hermana Marta, de 77 años, luego de años de distanciamiento. La visitó en su vivienda ubicada en la esquina de las calles 74 y 20, en Altos de San Lorenzo. Allí lo recibió Norberto Corcuera, hijo de Marta, un hombre de 34 años, sin antecedentes laborales registrados.
La respuesta del sobrino fue desconcertante:
—Mamá murió hace cuatro años. Le dio un infarto, dijo sin dar mayores detalles.
Héctor, impactado, quiso saber dónde estaba enterrada para rendirle homenaje. Norberto le indicó un cementerio… pero no había tumba alguna a nombre de su hermana. La situación se volvió aún más inquietante.
Durand volvió a la casa y encaró a su sobrino. Tras varias evasivas, Norberto confesó lo impensado:
—Mamá está acá.
Héctor llamó a la policía de inmediato.
Un patrullero de la Comisaría 8ª se presentó en el lugar. Norberto no ofreció resistencia.
—Está allá, en el dormitorio. Le puse un rosario para que la cuide Dios, señaló mientras los oficiales ingresaban.
Lo que encontraron fue espeluznante: el cuerpo de una mujer, completamente descompuesto, yacía sobre un colchón. Entre los restos se halló un rosario con cuentas grandes y una cruz metálica.
La causa quedó en manos de la fiscal Virginia Bravo, de la UFI Nº7, bajo la carátula de averiguación de causales de muerte. Si bien no hay detenidos, se ordenó una pericia psiquiátrica a Corcuera.
Debido al avanzado estado de deterioro del cuerpo, la autopsia convencional sería imposible. Una fuente del caso fue contundente:
—El cadáver está pulverizado.
En la escena se encontraron fragmentos óseos, tela, cabello y restos de insectos muertos, que serán analizados por antropólogos forenses.
Los vecinos aseguraron que no se escuchaban peleas ni discusiones en la casa. Solo notaron que la mujer había desaparecido de la vida cotidiana tras la pandemia, pero su hijo seguía viviendo allí como si nada.
Mientras avanza la investigación, La Plata se enfrenta a un caso escalofriante, digno de una película de Hitchcock, aunque sin el telón de la ficción.












