Gabriel y Matías Di Tomaso, padre e hijo, inventaron una estufa ecológica y revolucionaria que calienta los hogares sin usar gas ni electricidad, posicionándose como una alternativa sostenible que cada vez despierta más interés en el mercado.
El equipo funciona con alcohol etílico común, fácil de conseguir en farmacias, y fue pensado para reducir el consumo energético y aprovechar un recurso renovable derivado de productos agrícolas como la melaza, caña o cereales.

Entre sus grandes ventajas: tiene más de diez años de vida útil, no necesita instalación, no genera gastos de mantenimiento y, lo más importante, no emite gases tóxicos como monóxido de carbono, ni humo ni olores. Además, algunos modelos son portátiles y tienen ruedas, lo que permite moverlos según la necesidad y calefaccionar diferentes ambientes sin llenar la casa de estufas.
Como plus, en verano puede usarse como repelente de insectos, agregándole aceites como citronela.
Tras su creación en 2017, cuando los Di Tomaso idearon el proyecto en el garaje de su casa, comenzaron a fabricar dos modelos que hoy venden desde un showroom en San Isidro.
Aunque la propuesta se presenta como económica, todavía no se conoce públicamente el precio de las estufas, aunque suelen compartir promociones bancarias en sus redes sociales.












