En plena convalecencia, el papa Francisco envió por séptimo domingo consecutivo un mensaje escrito para la oración del Ángelus, en el que reflexionó sobre la fragilidad y la enfermedad, destacando que son experiencias que nos conectan a todos. Además, volvió a realizar un llamado a la paz en las regiones más afectadas por los conflictos.
Desde hace una semana, el Pontífice permanece en su residencia en Santa Marta, luego de haber pasado 38 días hospitalizado debido a una neumonía bilateral severa. A pesar de que su recuperación avanza, no ha aparecido en público para la tradicional oración dominical. En su mensaje, reiteró su compromiso con la paz y la reconciliación en el mundo.
UN PROCESO DE RECUPERACIÓN LENTO PERO POSITIVO
A sus 88 años, Francisco continúa con su tratamiento, que incluye fisioterapia respiratoria y motora, además de su terapia farmacológica. Según informó Matteo Bruni, vocero del Vaticano, se han registrado mejoras tanto en su movilidad como en su capacidad de hablar.
Uno de los desafíos en su recuperación es la rehabilitación de su voz, afectada por la necesidad de oxigenación de alto flujo durante su internación. Según Bruni, el Papa ha logrado reducir el uso de oxígeno, utilizándolo únicamente durante la noche, mientras que de día emplea cánulas nasales.
Si bien los médicos le han recomendado mantener una «alta protegida», restringiendo las visitas para evitar infecciones, Francisco sigue cumpliendo con sus responsabilidades. En este contexto, preparó el texto del Ángelus, difundido este domingo por la Sala de Prensa del Vaticano.
MENSAJE DE FE Y UNIDAD
Al reflexionar sobre el Evangelio del día, que relata la parábola del hijo pródigo, Francisco destacó que este pasaje revela el corazón misericordioso de Dios, quien sana las heridas para que podamos vivir como hermanos.
«Queridos hermanos, aprovechemos esta Cuaresma y el Jubileo como un tiempo de sanación. Yo también lo estoy experimentando, tanto en el alma como en el cuerpo«, expresó el Pontífice, refiriéndose a su proceso de recuperación que, según los médicos, podría extenderse al menos dos meses.
Agradeció a todas las personas que, con su palabra, ciencia, afecto y oración, se convierten en instrumentos de sanación y esperanza. «La fragilidad y la enfermedad nos hacen conscientes de nuestra humanidad compartida, pero aún más nos une la salvación que Cristo nos ha dado«, enfatizó.
UN NUEVO LLAMADO A LA PAZ
Como es habitual, Francisco aprovechó su mensaje para instar a la comunidad internacional a seguir rezando por la paz en el mundo, mencionando especialmente a Ucrania, Palestina, Israel, Líbano, República Democrática del Congo y Myanmar, afectados por conflictos y catástrofes.
Pidió con especial urgencia por Sudán del Sur, país que visitó en 2023, e instó a sus líderes a buscar soluciones pacíficas: “Es fundamental que dejen de lado las diferencias y con valentía y responsabilidad inicien un diálogo que lleve a la estabilidad y la reconciliación”.
También hizo referencia a la situación en Sudán, donde el conflicto sigue cobrándose víctimas. Exhortó a las partes involucradas a dar prioridad a la protección de los civiles y llamó a la comunidad internacional a intensificar esfuerzos para enfrentar la grave crisis humanitaria.
UN AVANCE DIPLOMÁTICO
Francisco no solo mencionó desafíos, sino que también destacó avances positivos en el escenario internacional. Celebró la ratificación del Acuerdo sobre la frontera entre Tayikistán y Kirguistán, calificándolo como un éxito diplomático significativo.
«Animo a ambos países a seguir avanzando en el camino del diálogo«, expresó, antes de concluir su mensaje con una plegaria: «Que María, Madre de misericordia, guíe a la humanidad hacia la reconciliación y la paz».












