Una adopción única conmueve a Salta, marcando un precedente en la justicia argentina y reafirmando el derecho a la identidad familiar.
Un sorpresivo fallo judicial en Salta permitió que Luis González, de 76 años, adoptara legalmente a Pedro Ruiz, de 61, un hecho sin precedentes que emocionó a la comunidad. Esta resolución judicial, inédita en su tipo, culmina un largo deseo de la familia, que buscó formalizar este lazo durante décadas.
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La historia comenzó cuando Pedro tenía solo 2 años y su madre, Ana López, se unió sentimentalmente a Luis González. Diez años después, la pareja se casó y formaron una familia, pero siempre sintieron que algo faltaba en su vínculo.
Desde entonces, intentaron en tres ocasiones que la justicia aprobara la adopción. Sin embargo, las solicitudes fueron rechazadas porque las leyes del Código Civil de ese momento no permitían adopciones entre adultos.
A pesar de los rechazos, la familia continuó su vida como si el vínculo legal ya existiera. Sin embargo, la situación cambió en 2015 cuando se modificó el Código Civil, permitiendo adopciones entre adultos. La noticia renovó las esperanzas de González y Ruiz.
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Tras conocer el cambio en la legislación, decidieron regresar a los tribunales con un renovado optimismo. Finalmente, el pasado viernes 20 de septiembre, recibieron la grata noticia: el Juzgado de Primera Instancia en lo Civil de Personas y Familia 2 de Orán aprobó el pedido de adopción.
La jueza Ana María Carriquiry, encargada de la resolución, comentó sobre las particularidades del caso: «Nos costó armar la adopción porque hablábamos del niño y resulta que el niño tiene 61 años», expresó. Además, destacó que la mayoría de los involucrados en el caso son adultos mayores.
Carriquiry explicó que revisaron cuidadosamente las convenciones internacionales de los derechos del adulto mayor, a las que adhiere Argentina, para garantizar el respeto por el derecho a la identidad y la autonomía de la familia. «Era el deseo de esa familia que sus documentos reflejaran su identidad real», agregó.
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Tras la adopción, se consultó a los hijos y nietos de Pedro Ruiz sobre si querían modificar sus apellidos para llevar el de González. Todos manifestaron su voluntad de hacerlo, reforzando el vínculo familiar.
«No existe un único modelo de familia», señaló la jueza, subrayando que la identidad y los lazos familiares van más allá de lo tradicional y deben ser respetados en sus diversas formas.
El fallo fue bien recibido no solo por la familia, sino también por diversos sectores que valoraron la flexibilidad del sistema judicial argentino al permitir este tipo de decisiones.
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La resolución marca un importante avance en la forma en que la justicia trata los derechos de los adultos mayores y su derecho a la autodeterminación. En este caso, la adopción permitió que una familia consolidara legalmente un vínculo que ya existía en la realidad.
Fuente: NA SA












