Entre 1994 y 1995, Sachiko Eto lideró una secta en la ciudad de Sukagawa, Japón, donde ejecutó brutales rituales que terminaron con la muerte de seis personas. Conocida como la «asesina de los palillos», Eto fue condenada a muerte, sellando su destino como una de las figuras más aterradoras en la historia criminal del país.
Entre diciembre de 1994 y junio de 1995, Japón se vio sacudido por una serie de asesinatos escalofriantes relacionados con una secta liderada por Sachiko Eto. Autoproclamada gurú con supuestas habilidades psíquicas, Eto utilizaba palos de taiko, un instrumento tradicional japonés, durante rituales macabros que culminaron con la muerte de al menos seis de sus seguidores en la ciudad de Sukagawa. Este acto le valió el apodo de la «asesina de los palillos».
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Los crímenes de Eto fueron posibles gracias a la ayuda de tres de sus seguidores más cercanos, incluida su propia hija Yuko, Hiroshi Nemoto y Mitsuo Sekine. Los miembros del grupo, bajo la influencia de su líder, creían que las víctimas eran «diablos feos» y que eliminarlos formaba parte de una purificación espiritual. Nemoto, el más activo en los asesinatos, ayudó a ejecutar los rituales, incluso participando en la agresión de una mujer que logró sobrevivir, solo para ser arrestada más tarde.
El 5 de julio de 1995, la Policía de Fukushima irrumpió en la casa de Eto tras recibir informes de una víctima gravemente herida que había sido hospitalizada. Al registrar la vivienda, los oficiales descubrieron seis cuerpos en avanzado estado de descomposición. Eto y sus tres cómplices fueron detenidos de inmediato, y poco después también se arrestó a la víctima hospitalizada, quien resultó haber participado en los crímenes.
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El juicio que siguió fue un proceso largo y mediático. En noviembre de 2001, el Tribunal de Distrito de Fukushima condenó a Eto a la pena de muerte, mientras que su hija Yuko y Mitsuo Sekine recibieron cadena perpetua. Nemoto, por su parte, fue sentenciado inicialmente a 20 años, aunque su condena fue reducida a 18 años, lo que desató apelaciones por parte de la defensa. Sin embargo, en 2003, el Tribunal Superior de Sendai rechazó todos los intentos de revisión de las sentencias.
Tras varios años de apelaciones fallidas, Sachiko Eto finalmente fue ejecutada el 17 de septiembre de 2012 en la prisión de Miyagi, convirtiéndose en la primera mujer ejecutada en Japón en 15 años. Con su muerte, se cerró uno de los capítulos más sombríos de la historia criminal japonesa, un recordatorio de hasta dónde puede llegar la manipulación y el fanatismo sectario.
Fuente: Noticias Argentinas SA.
Foto de portada: Diario UNO.












