La muerte súbita es un problema crítico para el sistema de salud, ya que ocurre mayoritariamente en espacios extrahospitalarios. La comunidad no médica juega un papel vital en estos casos, donde la rapidez de la intervención puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte.
La muerte súbita representa una de las causas más preocupantes de fallecimiento prematuro, afectando a miles de personas cada año. Según datos médicos, más del 70% de los casos suceden en entornos como hogares, lugares de trabajo, espacios deportivos o sitios públicos, donde no siempre hay un profesional de la salud disponible. Esta situación convierte a la población en la primera línea de respuesta ante estos episodios, haciendo importante la capacitación en reanimación cardiopulmonar (RCP) y la disponibilidad de desfibriladores automáticos (DEA).
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La doctora Valeria El Haj, directora médica nacional de Ospedyc, explica: “Una muerte es súbita cuando no es provocada por un accidente, es inesperada y desde que comienza el cuadro hasta que se desencadena, transcurre alrededor de una hora”. En estos casos, la rápida intervención es clave. Las cifras demuestran que una desfibrilación realizada dentro de los primeros 3 a 5 minutos puede alcanzar tasas de supervivencia de entre el 50% y el 70%, e incluso cercanas al 100% en niños.
Ante esta realidad, se hace necesario contar con DEAs en espacios con alta circulación de personas. La doctora El Haj subraya: “Cada minuto que se demora la RCP reduce las probabilidades de supervivencia en un 10%, pero si se aplica RCP rápidamente, las probabilidades de supervivencia del afectado se duplican o triplican”. Es por eso que la obligatoriedad de tener DEAs en lugares públicos y privados con más de 1.000 personas diarias cobra mayor relevancia.
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Los estudios estiman una incidencia variable de muerte súbita entre 20 y 140 casos por cada 100.000 habitantes, lo que se traduce en un episodio cada mil personas. En estos casos, la cadena de supervivencia es esencial y se compone de seis pasos, desde la activación del sistema de emergencia hasta los cuidados post-resucitación. Cada uno de estos eslabones requiere tanto de conocimiento como de herramientas adecuadas para maximizar las posibilidades de salvar una vida.
La correcta realización de maniobras de RCP, tanto en adultos como en niños, junto con la utilización de un DEA en tiempo oportuno, son las intervenciones más efectivas para revertir un cuadro de muerte súbita. Por ello, la capacitación en estas técnicas debería ser una prioridad en la formación de la población general, ya que cualquiera puede tener la necesidad de actuar ante una emergencia de este tipo.
Fuente: Noticias Argentinas SA.
Foto de portada: Cardiavant.












